El té es una bebida milenaria que ha cautivado a personas de todo el mundo por sus diversos sabores, aromas y beneficios para la salud. Pero, ¿alguna vez te has preguntado cómo se transforman las hojas de té recién cosechadas en esa taza humeante de sabor exquisito? En este artículo, nos adentraremos en el fascinante mundo del procesamiento del té y exploraremos las diferentes etapas que dan vida a las distintas variedades que tanto amamos.
Recolección: Todo comienza con la recolección de las hojas de té en el momento adecuado de madurez. Dependiendo del tipo de té y las prácticas regionales, las hojas se pueden recoger a mano o mediante máquinas especializadas. La calidad y el sabor del té pueden variar según cuándo y cómo se realice la cosecha.
Marchitamiento: Las hojas recién cosechadas se someten a una etapa de marchitamiento. Durante este proceso, las hojas se extienden en bandejas o se colocan en condiciones de aire controladas para perder parte de su humedad. Esto las hace más flexibles y preparadas para las etapas siguientes del procesamiento.
Fijación: En esta etapa clave, se aplica calor a las hojas para detener la oxidación y preservar sus características naturales. Para el té verde, se utiliza calor seco o vapor, mientras que para el té negro y el té oolong se realiza un proceso de oxidación más completo mediante técnicas como el secado al sol o el calentamiento en hornos. Estos métodos de fijación dan origen a los perfiles de sabor y color únicos de cada tipo de té.
Enrollado/Formación: Después de la fijación, las hojas se someten al proceso de enrollado o formación. Esto implica dar forma a las hojas para liberar sus jugos y aceites esenciales, lo que influye en el sabor y el aroma del té. Ya sea realizado manualmente o mediante maquinaria especializada, este paso marca una diferencia significativa en la experiencia de degustación.
Oxidación: Esta etapa es particular del té negro y algunos tés oolong. Después del enrollado, las hojas se someten a condiciones de alta humedad y temperatura controlada para permitir que ocurra la oxidación. Durante este proceso, los compuestos químicos en las hojas reaccionan y desarrollan características únicas de sabor, aroma y color. El grado de oxidación determina la diferencia entre un té negro intenso y un té oolong más suave.
Secado: Una vez que se completa la oxidación, las hojas de té se secan cuidadosamente para reducir la humedad y estabilizar su contenido de agua. Este paso es esencial para garantizar que las hojas estén listas para su almacenamiento y consumo sin que se deterioren rápidamente. El secado se puede realizar mediante calor directo, aire caliente o, en algunos casos, al sol, dependiendo de la tradición local y las preferencias de cada té en particular.
Clasificación y Selección: En la última etapa, las hojas de té se clasifican y seleccionan.
Referencias
- «The Tea Enthusiast’s Handbook: A Guide to the World’s Best Teas» por Mary Lou Heiss y Robert J. Heiss.
- «Tea: History, Terroirs, Varieties» por Kevin Gascoyne, Francois Marchand, Jasmin Desharnais y Hugo Americi.
- «Tea: A User’s Guide» por Tony Gebely.
- Sitio web de The Tea Association of the USA: www.teausa.com.
- Sitio web de The International Tea Masters Association: www.teamasters.org.
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